jueves, 14 de mayo de 2015

EL SERVICIO DE LA PAPELERÍA


Hace casi seis años después de un segundo inventario, salí con la convicción de que ya era una necesidad para mí mantenerme en el grupo y servir, pero la pregunta era ¿dónde?. Recuerdo que la mayor parte del tiempo en el grupo me la pasaba callada, aislada y con el inmenso miedo a que los demás se dieran cuenta de quién era realmente yo.
Desde que viví mi primer inventario me iba a las experiencias desde la avanzada, así que después de mi Segundo Inventario y en una avanzada, la madrina que en ese entonces era encargada del servicio de la Papelería me llamó diciéndome: “Te hemos observado, vienes diario, ¿tienes algún servicio?” a lo que respondí “no, pero quiero tenerlo”, entonces muy seria me dijo “mira, este servicio requiere mucha atención, que seas muy discreta y sobre todo requiere de amabilidad y cortesía”. Al principio, traté de poner mucha atención pues el anhelo que en algún momento le pedí a Dios estaba ya vislumbrándose. La encargada del servicio me explicó que mínimo cinco días a la semana tenía que ir al grupo, que lo esencial era asistir a todas las Experiencias, tanto de adultos como de niños.  El hábito de ir a las Experiencias de niños no lo tenía hasta que como bien dicen los alcohólicos “los irresponsables se volvieron responsables”.
Estar en el servicio de la Papelería requiere como en todos los servicios una gran disposición; la encargada del servicio me decía también que la papelería para la Experiencia se hacía con una semana de anticipación, teníamos que asegurarnos que los inventarios de primera, segunda, tercera y cuarta, así como el Quinto Paso se metieran en unas cajas junto con las hojas blancas, los clips, los cercos y las listas que se necesitarían. Cuidadosamente tenía que hacer también una lista de las cosas anteriormente mencionadas para pedirle al Tesorero de hacienda que las comprara. En la hacienda, específicamente en la avanzada se arman las hojas para los inventarios.
Una de las cosas que me dejó clara la encargada del servicio, es que de una u otra manera ahí tenías que integrarte, pues todo el tiempo los padrinos y aún más los servidores se acercarían a mí, ya que uno de los aspectos que más cuidan es la cuenta exacta de los padrinos, de los escribientes de primer inventario y de los seguimientos que hay en la hacienda.
El servicio de la Papelería es fundamental para la coordinación en la hacienda, porque cada mes se hace una bitácora con los participantes de cada pregunta, se anota el tiempo que dura la pregunta, la hora exacta en que inició la experiencia, además se debe estar al pendiente de que cada coordinador tanto el de primer inventario como de los seguimientos, tenga el inventario correcto.
Durante la Experiencia Espiritual se hace un croquis en el que se dibujan las mesas y se ubica a la gente que viene con programa o escribientes a los que se les dará un número bajo por la problemática que traen, así, a la hora en la que el Coordinador da a los ahijados ya los tiene ubicados. El servicio de la Papelería es una ardua labor, por eso en todo momento las herramientas necesarias son la oración y la discreción.
La primera Experiencia dentro del servicio para mí fue inolvidable, nunca me había sentido tan útil como en ese momento, es un milagro el hecho de saber y sentir que todo lo que se hace en la hacienda es para agradarle a Dios, quien me había devuelto las ganas de vivir. Recuerdo que para ese entonces mi vida estaba de cabeza, no sabía qué estudiar, todo el tiempo me la pasaba pidiéndole a Dios un novio, mis comportamientos eran como los de una niña y casi sin darme cuenta esto fue cambiando debido a que el servicio hacía que poco a poco fuera madurando.
Sin embargo, llegó un momento en el que hacía el servicio solo para que no me regañaran pues, ¿a quién le gusta que alguien más lo mande? Comencé a pensar que esto no era para mí, olvidándome de lo que en algún momento le había pedido a Dios y egoístamente lo estaba desperdiciando.
Con el paso del tiempo comprendí esto: al principio empiezas a servir por necesidad, luego por figurar y como bien dicen que esto es de resistencia “si aguantas la vara” te darás cuenta de algo maravilloso, de que con el tiempo sirves por un buen sentimiento, hasta que te llegas a enamorar de tu servicio. Haciendo énfasis en el punto de servir por figurar, pensé que a mí nunca me pasaría, pero todo lo hacía para que los servidores me observaran, lo que en el grupo llamamos “falsa humildad”. La consecuencia de esta actitud fue abrumadora, pues el objetivo que aparentemente perseguía lo perdí, a mi cabeza llegaron los pensamientos de vete del grupo, ¿qué haces aquí, qué necesidad tienes de que te estén regañando?.
Ciertamente las recompensas que llegaban las estaba dejando ir porque nuevamente me sentía apática, en mi casa me volví insoportable y berrinchuda nuevamente, me atemorizaba la idea de no terminar mi carrera, no tenía aún una pareja, como no se llenaba mi lista de exigencias, la ingratitud se hizo presente.
Tenía que reflexionar que uno de los aspectos más satisfactorios de este servicio era que me había permitido relacionarme con la gente dentro del grupo. Es tanto el vacío que se siente cuando te pierdes dentro del grupo aún teniendo un servicio, que en mi cabeza sólo estaba el remediarlo para poder llegar a disfrutar de servir, así que en mi siguiente inventario me comprometí con Dios y le pedí apasionarme y amar mi servicio, fue algo que a través del tiempo se dio sólo por la gracia de Dios. Lógicamente necesitaba ser constante y mejorar cada Experiencia Espiritual, pues caí en la cuenta de algo: detrás de esos escribientes existen familias, amigos, personas que esperan un cambio.
Valorar este servicio no fue fácil porque mi egoísmo a cada momento se quería imponer, sentir que por mí salía el servicio ha sido la mayor estupidez que he podido pensar. Recuerdo que una noche llegando de una experiencia de niños mi pensamiento era: creo que ya he servido demasiado, e hincada le preguntaba a Dios cuál era el objetivo de estar en ese servicio, nunca olvidaré ese momento y la respuesta fue tan clara, recuerdo que una voz muy fuerte en mi cabeza retumbaba diciendo: Rescatarte es un milagro que aún no valoras y si dices sentirte agradecida, demuéstramelo, debes ser paciente y saber que mis tiempos no son los del ser humano. Esto hizo que me volviera a sentir como la primera vez que tomé este servicio.
A lo largo de cinco años, este servicio me dio la fortaleza para hacer cosas importantes, pude dejar de pensar en cosas pasajeras y verdaderamente planear mi vida dentro de un grupo. Cuando escuchaba “el que no vive para servir, no sirve para vivir” me molestaba, pero ahora sé que es verdad. No es fácil servir, pero es algo que desde que llegué mis padrinos me han inculcado.
El amor que Dios depositó en mí para este servicio es indescriptible, aquí no sólo conocí a mis amigos, sino que conocí a mis verdaderos amigos y que en cada Experiencia Espiritual a base de regaños me enseñaron a mejorar el servicio y también a disfrutarlo. Pasaron tres años para que me convirtiera en la encargada del Servicio de la Papelería. Recuerdo muy bien algo que me dijeron cuando me ofrecieron el servicio: se hizo toda una semana oración para pedirle a Dios que nos permitiera ver a la persona adecuada para este servicio y luego en un papel escribimos el nombre de esa persona, al mirarlo tu nombre estaba escrito. De esa misma manera se hizo el día que el servicio necesitaba una alterna.
Hoy sólo puedo decir que verdaderamente Dios escucha los anhelos de tu corazón y sé que escuchó el mío en el momento que le dije que quería servirle, me resta decirte que no desistas, que el servir es un privilegio porque muchos lo pueden hacer pero que sólo pocos tienen la fortuna de realmente disfrutarlo. Las bendiciones que me ha dado el Servicio de la Papelería son inmensas, entre las cuales te puedo mencionar que dejé de lastimar a mi familia, terminé una carrera, tengo amigos y una pareja a la cual puedo respetar y  amar.

Natalia O.

EL ORIGEN DE LA ORACION DE LA SERENIDAD


En Gaceta Unidad nos hemos dado a la tarea de contarles un poco de la historia de Alcohólicos Anónimos, pero, ¿se han preguntado de dónde salió la oración de la serenidad? ¿Quién la escribió? Aquí la historia:

Bill W. en el libro “A.A. llega a su mayoría de edad” nos comenta cómo se enteraron:

En 1941, un recorte de prensa cuyo contenido iba a volverse famoso fue llevado a nuestra atención por un miembro de Nueva York, el periodista Jack. Se trataba de un obituario de un periódico neoyorquino. Bajo la descripción rutinaria de una persona que había fallecido, aparecían estas palabras: “Dios, concédenos serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar las que podemos y sabiduría para reconocer la diferencia”. Nunca habíamos visto tanta doctrina de A.A. en tan pocas palabras.

Así llegó a las manos de los iniciadores, ¿pero quién fue el autor?, aquí nuestra investigación:

Por fin el misterio de la oración de la Serenidad ha sido resuelto. Hemos aprendido quién la escribió, cuándo fue escrita y cómo llamó la atención de los primeros miembros de AA. Hemos aprendido también, cómo era originalmente escrita, un poco de información que debe enterrar todas las discusiones acerca de cuál es la cita correcta.

La pequeña oración intemporal se ha acreditado a varios teólogos, filósofos y santos que el hombre conoce. La opinión más popular de su autoría favorece a San Francisco de Asís. La oración fue escrita realmente por el Dr. Reinhold Niebuhr, de la Unión Theological Seminary, Nueva York, alrededor de 1932, como el final de una oración más larga. En 1934 el médico amigo y vecino, el Dr. Howard Robbins pidió permiso para usar esa parte de la oración más larga en una recopilación que estaba haciendo en ese momento.

Se publicó en ese año en el libro de Dr. Robbins de las oraciones. El Dr. Niebuhr dice: “Por supuesto, puede haber sido escrita hace años, incluso siglos, pero yo no lo creo. Honestamente creo que lo escribí yo mismo”. Llegó a la atención de un miembro temprano de AA en 1939. La leyó en una nota necrológica que apareció en el New York Times. Le gustó tanto, que la llevó a la pequeña oficina en Versey Street para que Bill W. la leyese.

Cuando Bill y el personal del staff leyeron la oración consideraron que era particularmente adecuada a las necesidades de AA. Tarjetas fueron impresas y distribuidas. Así, la oración pequeña y sencilla se convirtió en una parte integral del movimiento de AA. Hoy en día está en los bolsillos de miles de miembros de AA, la misma se enmarca y se coloca en la pared de la sala de reuniones de AA de todo el mundo; esta oración aparece mensualmente en la contraportada de su revista y de vez en cuando alguien nos dice que la hemos citado incorrectamente. La que tenemos, tal y como aparece en el “Grapevine”, dice: Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia. Muchos nos dicen que debe decir: Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia.

La forma en la que fue escrita originalmente por el Dr. Niebuhr es la siguiente: Dios dame la serenidad para aceptar las cosas que no se pueden cambiar, dame valor para cambiar lo que debe ser cambiado; y la sabiduría para distinguir la una de la otra. Al Dr. Niebuhr no parece importarle que su oración este mal citada… una coma… una preposición… incluso varios verbos… el significado y el mensaje se mantienen intactos. Aunque, “De hecho”, dice el buen doctor, “en algunos aspectos, creo que su forma es mejor”.

FUENTE The-Serenity-Prayer-Jan-1950

martes, 5 de mayo de 2015

DIOS Y LA PROSPERIDAD


Cuántos de nosotros no hemos tenido problemas económicos, aun habiendo dejado las drogas y el alcohol las cosas muchas veces siguen complicadas, nos preguntamos porqué Dios aún no nos bendice si ya servimos para Él, porqué a otras personas que ni siquiera piensan en Dios les va tan bien económicamente, en verdad nos llenamos de miedo porque vemos muy lejano el día en que nos podamos comprar una casa, el carro que nos gusta, ir de vacaciones sin estarnos restringiendo o simplemente tener una vida con más comodidades.

Por estas razones, cuando escuchamos la palabra prosperidad indudablemente la relacionamos con el dinero y las propiedades, sin embargo, esto va mucho más allá que las cosas materiales.

Cuando la Biblia nos habla de prosperidad se refiere no solo al aspecto económico, sino al desarrollo del alma y esto último es lo más importante.

Todas las mañanas o durante las noches rezamos la oración del Padre Nuestro, esta magnifica oración, llena de claves para vivir bien, nos dice en una parte: “…..danos hoy nuestro pan de cada día…..” y precisamente cuando dice pan se refiere a la prosperidad, a tener diario el alimento que necesitamos, la ropa con la que vestimos, un techo dónde taparnos; pero también habla de ese pan espiritual, al conocimiento de Su palabra y a que debemos buscar día con día a Jesús, quien dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”. (Juan 6:35)

Desafortunadamente, la preocupación por pagar la renta, ir al médico, el mantenimiento del auto, pagar colegiaturas, etc., nos nublan la vista, no nos dejan ver la grandeza de Dios y le damos más valor a nuestras angustias que a Su amor. Tristemente, esta manera de pensar equivocada, esta falta de fe, nos lleva a un estado de intranquilidad constante, que al final nos termina afectando no solo de manera emocional, sino también físicamente. Estamos malhumorados y nos desquitamos con quien no tiene la culpa, o le causamos daño a los demás tirándonos deprimidos en la cama, los pensamientos negativos nos invaden y creemos que orar y apadrinarnos no servirá de nada, sentimos que antes esto no dio el resultado que queríamos.

Lo más complicado, es que cuando estamos tan agobiados por el dinero, nos vienen más problemas económicos; un acreedor antiguo quiere su paga de inmediato, los gastos fijos mensuales se acercan o se incrementan, nos salen gastos inesperados, entre otras cosas; es ahí cuando la única oración que se nos ocurre es el reclamo, que va desde un: ¡no te entiendo Señor!; hasta un acalorado: ¿por qué no me ayudas, acaso no te importo?

El Cuarto Paso nos dice que, cuando nos encontremos en ese estado, lo primero que debemos hacer es calmar el disturbio sea cual sea, pues los instintos alborotados obstaculizan la investigación y también nos quitan la capacidad de pensar adecuadamente. Llenándonos de una ansiedad insoportable, porque no sabemos cuál es la solución.

Buscamos desesperadamente un aumento de sueldo, cambiar de trabajo, crear un nuevo negocio, pero siempre impulsados por el miedo, no por la fe, y esto no es buscar prosperidad, sino intentar salir de las arenas movedizas, tomando muy poco en cuenta que Dios desea en verdad que prosperemos. No nos damos cuenta que la fuente de toda riqueza no es un aumento de sueldo, un nuevo trabajo o un negocio, sino que es Dios mismo, de Él proviene todo lo bueno.

Lo que nosotros queremos cuando tenemos problemas económicos son respuestas, le preguntamos a Dios: “¿Dime Señor qué debo hacer para que me bendigas económicamente?”

Si observamos el tema de la prosperidad en la Biblia, encontraremos condiciones bien definidas en las que seremos prósperos, ahí se menciona que si una persona anhelaba ser prosperada debía guardar los estatutos de Dios. Cuando leí esto me surgió otra pregunta, entonces porqué hay personas malvadas que tienen mucho dinero, la respuesta llegó de inmediato, tener mucho dinero no significa tener prosperidad, entonces me di cuenta que en realidad lo que yo deseaba era tener mucho dinero.

¿Qué diferencia hay entre tener mucho dinero y prosperar?

Como ya lo dijimos antes, la prosperidad que Dios desea para nosotros es en todos los aspectos: sabiduría, madurez, serenidad, amor y por supuesto, que tengamos las cosas que necesitamos para vivir en este mundo material. Una persona sabia sabrá cómo administrar su dinero, cómo reinvertirlo y generar más; una persona madura dejará de hacerle berrinches a Dios o de quejarse con los demás de su situación económica y se pondrá a orar para después entrar en acción y solucionar el problema; una persona serena no será impulsada por el miedo, no le transmitirá ese temor a su familia, su oración será más clara y podrá escuchar una respuesta; el amor hará que utilicé el dinero para dar felicidad a los demás, sabrá compartir y dará su séptima o diezmo con el único interés de que la misión de Dios siga adelante. Todo esto a su vez le dará más paz, por añadidura dejará de preocuparse tanto por el dinero y tal parece que cuando esto menos nos preocupa, más rápido nos llega.

Tener mucho dinero únicamente nos hará disfrutar en algunos momentos de las cosas materiales, pero, sin sabiduría, seguramente lo despilfarraremos en cosas banales, esto se empeora porque no tendremos madurez y nos podríamos comportar como esos adolescentes estrellas de pop, abusando del sexo, las drogas o el alcohol; esta forma de vida por supuesto que nos quita la serenidad y es ahí cuando vemos a personas que teniendo mucho dinero no son felices. Por último, al carecer de amor solamente pensaremos en nosotros y por conservar o tener más dinero no nos importará lastimar a quien sea, incluyendo a nuestra familia. Podemos pensar que esto es imposible que nos ocurra después de vivir una Experiencia Espiritual, ¿pero es así? Observemos nuestra vida o la de muchos compañeros, algunos llegaron con dinero y lo perdieron todo; otros, no tenían y al tenerlo se fueron del Grupo; algunos más permanecen entre nosotros a medias, porque el dinero se ha vuelto lo más importante en su vida.

Esto no quiere decir que una persona que tiene o llega a tener dinero necesariamente se vuelve mala, de hecho el dinero lo único que hace es maximizar lo que ya éramos antes de tenerlo, así que, lo mejor es buscar la prosperidad y no únicamente dinero.

Otra de nuestras dudas, es saber si en verdad Dios quiere que tengamos prosperidad y si es así, qué es lo que desea que hagamos para adquirirla, veamos lo que la Biblia nos dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como próspera tu alma”. (3ra Juan 1:2)

Aquí podemos ver que en realidad Dios desea que nos vaya bien en todas las cosas, incluyendo la salud, pero nos pone una pequeña condición, prosperaremos en la misma forma en que nuestra alma lo haga. Es por eso que el Séptimo Paso de AA se empeña tanto en el engrandecimiento del carácter y el crecimiento espiritual, pues esto nos llevará a la humildad y esta a su vez, a la paz, como consecuencia de ello habremos encontrado el reino de Dios, el cual incluye la prosperidad.

“Entonces serás prosperado, si cuidares de poner por obra los estatutos y decretos” (1ª Crónicas 22:13)

Obviamente, esto es hacer la voluntad de Dios y el Séptimo Paso también nos dice que el ingrediente principal para la humildad es el deseo de hacer la voluntad de Dios; perfectos no seremos, pero sí debemos hacer un esfuerzo sincero para crecer a imagen y semejanza de nuestro Creador, al final los estatutos y decretos que debemos tomar en cuenta son únicamente dos: amar a Dios sobre todas las cosas (aun por encima del dinero) y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Esto, aunque es sencillo de entender, es difícil de practicar, por eso debemos acudir a la oración y al apadrinamiento, de otra forma será imposible lograrlo y la prosperidad nos seguirá evadiendo.

Otro estatuto que no a muchos nos gusta es el diezmo, pero si en verdad deseamos prosperar debemos darlo en nuestros grupos, ya que ahí es donde nos puso Dios para realizar su obra. Además, al practicar el diezmo recibimos paz, porque estamos cumpliendo con Él, pero no solo eso, al cumplir con esto aseguramos que se nos dé mucho más: “Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dijo el Señor de los ejércitos, y veréis si yo no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que no de abasto”. (Malaquías 3:10)

“Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y las demás cosas vendrán por añadidura” (Mateo 6:33)

Esta es otra promesa de prosperidad y se refiere a que si hacemos las cosas que hemos mencionado en este texto podremos estar en el reino de Dios; muchos creemos que llegaremos a este reino hasta que muramos, pero no es así, estar ahí también es permanecer en su presencia, tener fe, paz y el goce de ser útil.
Es por eso que, si tenemos en estos momento problemas de dinero y nos invade la duda, meditemos en que Dios desea que seamos prósperos, revisemos nuestros errores en este sentido, oremos con tranquilidad y preguntémosle a Él qué debemos hacer; después de esto vayamos con nuestro padrino y pongámonos manos a la obra, seguro es que saldremos del problema, el mismo Doceavo Paso nos lo dice:
“Aunque la capacidad económica de la mayoría de los miembros de AA es relativamente elevada, hay algunos que tienen dificultades de esa naturaleza, y otros que tropiezan con serios trastornos de la misma índole. Generalmente, hemos visto que estas situaciones son afrontadas con fortaleza y con fe.
Como la mayoría de la gente, nos hemos dado cuenta que podemos resolver las dificultades conforme se presenten. Pero también como los demás, frecuentemente encontramos desafíos mayores, en problemas de la vida que son constantes. Nuestra respuesta es practicar un desarrollo espiritual más intenso. Solamente así podremos tener mayores oportunidades de llevar una vida verdaderamente útil y feliz”.

Ernesto R.