jueves, 29 de noviembre de 2012

¡AL FIN QUE DIOS TODO LO PERDONA!


Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien Dios no culpa de iniquidad
Y en cuyo espíritu no hay engaño
(Salmo 32: 1-2)
Estas palabras se han hecho realidad después de haber vivido una Experiencia Espiritual, al momento de estar hincados entregándole todo cuanto hemos hecho y pidiéndole que nos perdone por nuestras faltas. Es gracias a esto que sentimos tanta paz y tranquilidad después de la quinta pregunta y aún más después de la última hincada en nuestro apadrinamiento, cuando estamos convencidos de que nadie nos debe nada, pero que tampoco le debemos nada a nadie, ¡Dios nos ha perdonado!
Este perdón fue otorgado a través de decir toda la verdad y con un sincero arrepentimiento, el Quinto Paso nos dice: “Siempre que el interesado no retenga nada sentirá un gran alivio. Las emociones que han estado aprisionadas por años se liberan y se desvanecen al ser expuestas. A medida que cede el dolor, lo remplaza una tranquilidad reparadora. Y cuando se combinan así la humildad y la serenidad, algo grande está a punto de ocurrir”
Eso tan grande de lo que habla el Quinto Paso, es que Dios nos limpia y perdona, entonces entramos en comunión con ÉL: “Más de un alcohólico anónimo que ha sido agnóstico o ateo nos ha dicho que fue en esta etapa del Quinto Paso cuando por primera vez sintió la presencia de Dios. Y hasta esos que ya tenían fe, frecuentemente, estuvieron consientes de la presencia de Dios como nunca antes lo habían sentido”
Para muchos de nosotros este hecho tan sublime fue tan importante en nuestra vida, que ya no queríamos hacer el mal ni con el pensamiento y cuando volvimos a caer en nuestros defectos, sentimos mucha culpa hacia con Dios, esto pasó hasta que entendimos que lo único que necesitábamos era confesar nuestra falta a nuestro padrino y principalmente a Dios para ser perdonados, además nos hicieron saber que esto lo podemos hacer cada vez que caigamos en nuestros defectos. Entonces nos damos cuenta que somos personas enfermas y que nunca vamos a ser perfectos y que la gente que nos rodea se encuentra en la misma situación. Ahora cada que cometemos un error, o tenemos un pensamiento mal sano, con toda la vergüenza del mundo se lo confesamos a nuestro padrino y le pedimos perdón a Dios.
Desafortunadamente como enfermos emocionales al ver la bondad de Dios, creemos que nos podemos burlar de Él. Nos llegan pensamientos como: “¿Qué importa que vea una película pornográfica?”,” ¿qué tan malo es robar un poco?” o  en el peor de los casos pensamos  voy a tener una amante”, “me voy a tomar una cerveza”,” ¿para qué me apadrino?, al fin que en el otro inventario lo escribo”
Estos compañeros no están equivocados al pensar que Dios lo perdona todo, ya que el perdón es por su gracia, esto quiere decir que es gratis, no tenemos más que pedirlo para obtenerlo.
El problema es pensar que podemos hacer el mal porque al final Dios nos va a perdonar, pero, ¿verdaderamente tendremos intenciones de cambiar?, ¿en verdad desearemos crecer a imagen y semejanza de nuestro Creador como dice el Sexto Paso?; más bien estaremos pensando que tenemos un Dios al cual le podemos ver la cara.
Hay algo que debemos tener muy claro, la oportunidad del arrepentimiento no es cuando nosotros queramos sino cuando Él nos la brinda, entonces si pensamos en arrepentirnos hasta que dejemos a nuestra amante o hasta que dejemos de robar, probablemente no alcancemos ese día, ya que nadie tiene la vida comprada, no sabemos cuándo vamos a morir.
Al final, tal vez corramos con la suerte del sentenciado a muerte que estaba crucificado al lado de Jesucristo, que creyó en Él, se arrepintió y hasta el mensaje le pasó al otro malhechor, y por esto fue perdonado y ese mismo día llegó al paraíso con Cristo. ¿Pero si no corremos con esa suerte?, ¿si nos llegara la muerte de repente y sin arrepentirnos?, ¿qué pasaría con nosotros?
Pensemos que Dios siempre nos va a perdonar y tendremos la fortuna de ser perdonados a tiempo, entonces nos enfrentamos a otro problema: no hay cosa en este mundo que hayamos hecho que Dios no pueda perdonar, pero también no hay ninguna cosa que hayamos hecho en este mundo que no traiga consecuencias.
Y para eso vamos a poner un ejemplo que a nuestros compañeros que están desobedeciendo principios espirituales les encanta citar, más aún a aquellos que les encanta tener amantes, relaciones sexuales con sus ahijadas o aprovecharse de las anexadas para complacer sus deseos, éste es el ejemplo del Rey David.
El Rey David ha sido probablemente después de Jesucristo el hombre que más ha amado Dios, él era una persona que seguía la ley rigurosamente y que intentaba en todo momento agradarle, sin embargo, también cayó en sus defectos y cometió adulterio y homicidio. Estas faltas según la ley de Levíticos de ese entonces, se pagaban con la muerte y ni siendo el Rey de Israel se hubiera podido salvar, pero por el infinito amor que Dios le tenía fue perdonado, aún así no pudo evitar las terribles consecuencias de sus actos. Dios le hizo saber estas consecuencias a través del profeta Natán, es por eso que David se dio cuenta de sus actos y arrepentido escribió el Salmo 51 en busca de la misericordia de Dios.
Como mencionamos, Dios lo perdonó por su Gracia pero las consecuencias de sus actos fueron inevitables: Los hijos de David recogieron la cosecha de su pecado, el hijo de Betsabé murió a los siete días de nacido, el primogénito Amnón violó a su propia hermana Tamar, su hijo Absalom se reveló contra David su padre al quererle quitar el reino y al ser perseguido se atoró en un árbol y lo mataron, el hijo más bello de David Adonías después de que David murió quiso casarse con su madrastra y por esto fue condenado a muerte por Salomón. A nadie nos gustaría tener una familia similar.
Con esto nos queda claro que todo hombre cosecha lo que siembra, y no tiene nada que ver con el perdón de Dios, ya que Él perdona a un alcohólico después de haber bebido por muchos años pero no es su obligación evitar su muerte por consecuencia de sus excesos, su cuerpo dañado probablemente ya no se podrá recuperar, es por eso que a muchos compañeros les da diabetes, insuficiencia renal o alguna otra enfermedad después de haber llegado al grupo. Una persona que ha vivido en la ira o el resentimiento constante es probable que le llegue un cáncer. Aunque esto es cierto, al conocer a Dios es muy probable que no ocurra nada o que se retarden estas enfermedades, pero si seguimos con los mismos comportamientos después de conocerle no habrá ningún sacrificio que nos pueda salvar.
Es una tristeza ver dentro del grupo a niños sin padre porque su madre tuvo relaciones sexuales sin pensar, divorcios por causa de la infidelidad, solteronas por culpa de sus tremendas exigencias, matrimonios desgraciados a causa de la desobediencia, compañeros viviendo en la miseria por la pereza, etc. Lo peor de todo es que cuando estos compañeros se encuentran con este tipo de sufrimientos piensan que es un castigo de Dios y que lo hace porque no los ha perdonado, pero no es así, si se arrepintieron de sus actos es un hecho que Dios los perdonó, lo que viven sólo son consecuencias de sus actos.
Nos queda claro que Dios lo perdona todo, pero también que todo lo que hagamos tendrá una consecuencia. De ahora en adelante pensemos que si vamos hacer el mal, Dios nos perdonará si llega a tiempo nuestro arrepentimiento, pero de lo que nunca nos salvaremos, es de las consecuencias del mal que hagamos.

jueves, 1 de noviembre de 2012

¿CÓMO SE ESCRIBIERON LOS DOCE PASOS?


Todos los que hemos tenido la oportunidad de disfrutar la lectura del libro Transmítelo, coincidimos en que uno de los capítulos más significativos es en el que se narra cómo Bill W. escribió los Doce Pasos, ya que es ahí donde podemos ver el contexto en el que cada uno de los pasos fue desarrollándose. En este número de la Gaceta Unidad, compartiremos con ustedes parte de la historia que constituye la base fundamental de la Experiencia Espiritual de 4° y 5° Paso.
ESTE Y OTROS TEMAS PODRÁS ENCONTRAR EN LA GACETA DE NOVIEMBRE, PÍDELA AL (0155)57025330