En la vida existe una etapa en la cual podemos tomar ciertas decisiones
y responsabilidades, además de adquirir cierta madurez emocional, y en el caso
de A.A. también se llegó ese momento: se tenía que dejar el movimiento bien
cimentado y estructurado para las generaciones venideras y que el programa se
mantuviera tal y como inició. He aquí un breve resumen de lo que ocurrió en
aquella convención donde participaron personas que influyeron en el inicio de
este movimiento.
Durante los tres
primeros días de julio de 1955, Alcohólicos Anónimos tuvo una Convención en San
Luis, para conmemorar el vigésimo aniversario de su fundación. Allí la comunidad declaró por sí misma haber
llegado a la edad de asumir la plena responsabilidad, ahí mismo recibió de sus
fundadores y miembros antiguos, el
cuidado permanente de sus tres grandes legados: Recuperación, Unidad y
Servicio.
En la Convención pudo apreciarse
ampliamente por primera vez que nadie inventó a A.A. que muchas corrientes de
influencia y muchas gentes, algunas no alcohólicas, habían ayudado, por la
gracia de Dios, a alcanzar el propósito de A.A.
Algunos de
nuestros amigos no alcohólicos de los campos de la medicina, la religión y de
la Junta de Custodios de A.A. habían efectuado el largo y penoso recorrido a
San Luis para compartir aquella feliz ocasión y para comentarnos su propia
experiencia de participación en el crecimiento de A.A. Había hombres como el
clérigo Sam Shoemaker, cuyas primeras enseñanzas tanto inspiraron al Dr. Bob y
a mí. Estaba también nuestro amado Padre Dowling cuya inspiración personal y
cuya recomendación de A.A. al mundo hizo tanto para lograr que nuestra sociedad
llegara a ser lo que es. Estaba el Dr. Harry Tiebout, nuestro primer amigo en
la psiquiatría, quien muy temprano empezó a usar los conceptos de A.A. en su
propia práctica profesional, y cuyo buen humor, humildad, visión penetrante y
valor tanto han significado para nosotros.
Además se habían
presentado los medios de prensa y televisión y una carta dirigida de la Casa
Blanca hacía más interesante ese momento, esto era lo que acontecía: el
reportaje de Jack hizo que A.A. fuera una institución nacional, y lo hizo a él
convertirse en uno de nuestros mejores amigos y finalmente, en uno de nuestros
custodios.
La clase de ayuda
que le proporcionamos a Jack Alexander, es decir, nuestro servicio organizado
de información pública, es un ingrediente vital en nuestras relaciones públicas
que la mayor parte de los A.A. nunca han visto. Pero en el salón de prensa de
San Luis, los visitantes vieron un aspecto del servicio, trabajando en esta
oportunidad para la misma convención. Allí estaba Ralph, manejando nuestros
contactos con la prensa. Se encontraba rodeado de teléfonos y mecanógrafas,
cantidades impresionantes de despachos de prensa, comunicados, telegramas que
entraban y salían, todos los apartados de su oficio. Ahora bien, ¿qué estaba
haciendo y por qué?, ¿podría ser esto una alharaca publicitaria, algo distinto
o totalmente contrario a las Tradiciones de A.A.?
Nada de eso. Ralph
estaba atendiendo este trabajo simplemente para ayudar a nuestros amigos de la
prensa, la radio y la televisión. El mundo entero deseaba saber acerca de
nuestro vigésimo aniversario. Los periódicos y revistas deseaban entrevistas y
despachos de prensa. Los locutores de radio y televisión querían también sus
reportajes. La gente deseaba que nosotros explicáramos lo que queríamos decir
cuando afirmábamos que A.A. había “llegado a su mayoría de edad”.
Nuestros amigos en
A.A. y millones que no eran de la comunidad deseaban leer, escuchar y ver, y
ciertamente nos correspondía a nosotros suministrar esa información. No siempre
se trataba de comunicarnos con ellos;
muchos de ellos querían comunicarse con
nosotros, especialmente alcohólicos y familiares que todavía se
encontraban sufriendo. Los padres de familia de la ciudad de San Luis enviaron
sus más calurosas felicitaciones, y esto nos recordó su generosidad al
proporcionarnos el Auditorio Kiel en forma gratuita. Además recordamos la
maravillosa cordialidad de los grupos locales de la ciudad, los hospitalarios
clubes y las muchas fiestas que se organizaron.
Al auditorio Kiel
nos llegaron telegramas de la gente A.A. y de los grupos de todas partes. Uno
de los momentos culminantes de la Convención tuvo lugar cuando apareció este
mensaje:
Lugar de origen:
La Casa Blanca; Remitente: El Presidente de los Estados Unidos.
Por favor,
comuniquen a todos los participantes en su reunión del vigésimo aniversario mis
buenos deseos por el éxito de su Convención. La historia de crecimiento y
servicio de su sociedad es una inspiración para aquellos que, a través de la
investigación, la perseverancia y la fe, se mueven en busca de la solución de
muchos serios problemas de salud personal y pública.
Dwight D.
Eisenhower
Cuando se leyó
este telegrama a la Convención, experimentamos una gran emoción mezclada con
una profunda humildad. A.A. había llegado verdaderamente a su mayoría de edad.
A los ojos del mundo habíamos vuelto a ser ciudadanos completos y responsables.
Como pueden leer compañeros, muchas personalidades
estaban reunidas para realizar un acto protocolario y declarar que A.A. ya era
responsable e independiente, así que puedes leer toda esta información en el
Libro A.A. Llega a su Mayoría de Edad. Y además Bill W. cuenta la
emocionante historia de cómo empezó A.A., cómo se desarrollaron los Pasos y las
Tradiciones, y cómo fue creciendo la Comunidad de A.A.
Pero que tiene que ver la agrupación de 4y5 paso con Alcoholicos Anonimos, no somos iguales, esto si es el colmo es un engaño
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