martes, 8 de marzo de 2016

DE ACUERDO A TU PEREZA ES TU POBREZA


Pereza, un defecto que hace al ser débil, despersonalizado, que lo aleja de Dios y se manifiesta en todos sus instintos y su vida espiritual.

La mayoría de los alcohólicos somos personas que queremos mucho, haciendo poco o incluso nada, sin embargo, desde el momento en que vivimos una Experiencia Espiritual, nuestra perspectiva a la vida cambia de manera drástica, las ideas de un pasado y las actitudes que nos llevaron a conformarnos, a exigir o a paralizarnos, son remplazadas por la paz y la certeza de que podemos hacer algo más de nuestra vida, con la ayuda de Dios y la guía de un ser humano.

Dentro del Grupo observamos diferentes cambios en mucha gente, pero en algunos casos no es así, esto es porque se piensa que Dios es quien tiene que hacer las cosas que egoístamente queremos. Cuántas veces no hemos escuchado a nuestros amigos y compañeros decir: “es que la situación está muy difícil, no encuentro trabajo, no valoran mi esfuerzo, yo hago muchas cosas, no me pagan lo que necesito, mi familia es muy exigente, encontrar trabajo no es fácil”, etc. Estas expresiones en algún momento todos las llegamos a pensar y el punto no solo es pensarlas, sino que las volvemos una manera de justificación en nuestra vida, para así no hacer nada para cambiarla. Estas ideas nos lleva a la comodidad y al conformismo, no es lo mismo que tengas que levantarte a las 06:00 de la mañana, salir a trabajar y que realices las actividades que te piden para ganar un sueldo, que esperar a que alguien te dé lo que necesites para irla llevando.

En mi vida tuve que hacerla de muchas cosas para tener solvencia económica y desde los 11 años hice trabajos para cubrir mis gastos. En mi familia había situaciones que no me permitían ser como los demás, yo sabía que tenía que hacer algo si deseaba comprarme cosas en la escuela o en otro lugar. No podía llegar con mi papá y decirle que necesitaba dinero y esperar a que me lo diera, porque no ocurría; ya en el Grupo, observé cómo mucha gente tenía el apoyo económico de su familia para que siguieran con sus estudios y también vi que pocos de ellos lo aprovechaban.

Con el paso del tiempo, en el Grupo creamos la idea de que Dios es el que va a hacer que nuestros deseos se cumplan, pero pocos son los que tienen la convicción de que estas ilusiones se darán conforme a Su voluntad y no a la nuestra; es ahí donde comienza el conflicto interno, porque nos damos cuenta cómo a través de los deseos egoístas, no nos detenemos para analizar qué es lo que está en manos de Dios hacer y qué es lo que nos toca a nosotros.

Esfuerzo, disciplina, constancia, esas son las cosas que deseamos las personas que queremos obtener algo. Siempre he sido muy ansiosa, dejé la escuela por pensar que trabajando podría salir adelante, que mientras tuviera un sueldo fijo no pasaría nada y podría seguir sacando mis gastos sin pedirle a nadie, en ocasiones me quedaba sin trabajo y tenía que hacer algo más, porque mis gastos no se detenían, comencé a comprar bolsas para venderlas, esto me costó mucho trabajo, ya que mis características no eran de ser alguien que con facilidad pudiera llegar y hablar con otra persona, mucho menos venderle algo, pero lo tuve que hacer, porque no tenía opción. Dentro de mí siempre estuvo el miedo, la vergüenza, y muchas veces me detuve por estas cosas, lo único que hacía era quejarme y pensaba: “¿Dios, si sabes mi situación por qué no me ayudas?” o “es que no puedo” etc. Me di cuenta que yo era la única que tenía que enfrentarlas para poder tener dinero, si tanto lo necesitaba.

Con el paso del tiempo, fui teniendo otros trabajos, algunos en los que incluso trabajaba 12 horas y ganaba muy bien, eso me gustaba, pero no me permitía hacer las cosas más importantes, como llegar al Grupo y hacer algún servicio; entonces comencé a darme cuenta que necesitaba hacer algo diferente, porque no podría estar fuera del Grupo. Escuchaba siempre en las juntas que primero pusieras a Dios y su servicio y que si algún trabajo te alejaba del Grupo, buscaras otro, para algunos es un extremo (y mi familia qué, ellos no me van a mantener), para otros es la justificación perfecta para no trabajar (pues tienen que servir).

Perdemos de vista que el Grupo no es el obstáculo para que logres algo, no te impide que hagas las cosas que tienes que practicar allá afuera, porque finalmente todo lo que aquí aprendemos es para llevarlo a la práctica en nuestra vida y reflejarlo ahí (la demora es peligrosa y la rebeldía pode significar la muerte).

El día de hoy, no puedo decir que no sigo teniendo pensamientos que me llevan a conformarme o a no querer hacer algo para mejorar mi situación, pero no permito que se vuelvan parte de mi vida, busco apadrinarme, pues este programa nos da para muchas cosas personales y espirituales. Me queda claro que si no lo intentamos, nunca podremos saber si hay éxito o fracaso en lo que hacemos.

Este programa es la llave para lograr cambios de nuestra personalidad, Dios nos trajo con un propósito, no hay casualidades en la vida, la queja te hace vivir cómodamente, porque no haces algo diferente para lograr lo que deseas; el ser conformista no te permite ver los alcances que puedes tener; no importa si tienes mucho o poco dinero, sino qué pensamos de ello. Las personas sin estudios, con hijos, estudiantes, las personas que viven solas, que dependen de alguien más, todos sin excepción, alguna vez nos quejamos de no tener lo suficiente y buscamos justificarlo.

Durante un tiempo tuve miedo de emprender, miedo al fracaso y a no saber si tendría algo seguro, pero estar en el Grupo te enseña a tomar decisiones y a poner en manos de Dios todos tus asuntos y confiar en que, si tú haces lo que te corresponde, Él no te quedará a deber nada y sabrá proveerte de lo que necesitas.

Comencé a buscar un lugar para vender mis bolsas, lo encontré, con el tiempo busqué otro para poner una boutique y gracias a dejarme guiar y poner en manos de Dios mis planes, tengo un negocio que me ayuda a solventar mis necesidades. A través del tiempo he tenido la oportunidad de poder comprarme lo que deseo; de apoyar a mi familia, aunque no viva con ellos y además, sin hacer mucho esfuerzo, obtuve un permiso para dar capacitación en escuelas, el cual me ayudó a poner en marcha otro negocio, esas son las manifestaciones de Dios. Sé que Su propósito al depositar en nuestras manos este programa y el poder ser instrumentos para realizar su trabajo, es que podamos despertar en una realidad en la que estemos conscientes de que, sin acción no hay resultados, sin constancia no hay cambio; con la queja no crecemos, con la conformidad no ves más allá, y nunca podrás disfrutar las promesas del programa.

Por ultimo, lo que les puedo decir al respecto, es que la miseria no solo es económica, sino espiritual y que la queja solo sirve para la gente cómoda que espera recibir sin dar nada y el resultado de esto es que su vida no crece y se aleja de Dios. Enfrentar el miedo al hacer algo nuevo o buscar un trabajo y disfrutarlo, no son cosas fáciles, pero si hacemos lo que nos corresponde, tenemos claro lo que nos toca a nosotros y lo que es de Dios, nuestra vida no estará llena de frustración y enojo, porque sabremos que estamos haciendo algo en lugar de solo quejarnos.

Araceli G.

 

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