Pereza, un defecto que
hace al ser débil, despersonalizado, que lo aleja de Dios y se manifiesta en
todos sus instintos y su vida espiritual.
La mayoría de los alcohólicos
somos personas que queremos mucho, haciendo poco o incluso nada, sin embargo, desde
el momento en que vivimos una Experiencia Espiritual, nuestra perspectiva a la
vida cambia de manera drástica, las ideas de un pasado y las actitudes que nos
llevaron a conformarnos, a exigir o a paralizarnos, son remplazadas por la paz
y la certeza de que podemos hacer algo más de nuestra vida, con la ayuda de Dios
y la guía de un ser humano.
Dentro del Grupo observamos
diferentes cambios en mucha gente, pero en algunos casos no es así, esto es
porque se piensa que Dios es quien tiene que hacer las cosas que egoístamente
queremos. Cuántas veces no hemos escuchado a nuestros amigos y compañeros decir:
“es que la situación está muy difícil, no encuentro trabajo, no valoran mi
esfuerzo, yo hago muchas cosas, no me pagan lo que necesito, mi familia es muy
exigente, encontrar trabajo no es fácil”, etc. Estas expresiones en algún momento
todos las llegamos a pensar y el punto no solo es pensarlas, sino que las
volvemos una manera de justificación en nuestra vida, para así no hacer nada
para cambiarla. Estas ideas nos lleva a la comodidad y al conformismo, no es lo
mismo que tengas que levantarte a las 06:00 de la mañana, salir a trabajar y
que realices las actividades que te piden para ganar un sueldo, que esperar a
que alguien te dé lo que necesites para irla llevando.
En mi vida tuve que
hacerla de muchas cosas para tener solvencia económica y desde los 11 años hice
trabajos para cubrir mis gastos. En mi familia había situaciones que no me
permitían ser como los demás, yo sabía que tenía que hacer algo si deseaba
comprarme cosas en la escuela o en otro lugar. No podía llegar con mi papá y decirle
que necesitaba dinero y esperar a que me lo diera, porque no ocurría; ya en el Grupo,
observé cómo mucha gente tenía el apoyo económico de su familia para que siguieran
con sus estudios y también vi que pocos de ellos lo aprovechaban.
Con el paso del tiempo, en
el Grupo creamos la idea de que Dios es el que va a hacer que nuestros deseos se
cumplan, pero pocos son los que tienen la convicción de que estas ilusiones se
darán conforme a Su voluntad y no a la nuestra; es ahí donde comienza el
conflicto interno, porque nos damos cuenta cómo a través de los deseos egoístas,
no nos detenemos para analizar qué es lo que está en manos de Dios hacer y qué es
lo que nos toca a nosotros.
Esfuerzo, disciplina,
constancia, esas son las cosas que deseamos las personas que queremos obtener
algo. Siempre he sido muy ansiosa, dejé la escuela por pensar que trabajando
podría salir adelante, que mientras tuviera un sueldo fijo no pasaría nada y
podría seguir sacando mis gastos sin pedirle a nadie, en ocasiones me quedaba
sin trabajo y tenía que hacer algo más, porque mis gastos no se detenían,
comencé a comprar bolsas para venderlas, esto me costó mucho trabajo, ya que
mis características no eran de ser alguien que con facilidad pudiera llegar y
hablar con otra persona, mucho menos venderle algo, pero lo tuve que hacer,
porque no tenía opción. Dentro de mí siempre estuvo el miedo, la vergüenza, y
muchas veces me detuve por estas cosas, lo único que hacía era quejarme y
pensaba: “¿Dios, si sabes mi situación por qué no me ayudas?” o “es que no
puedo” etc. Me di cuenta que yo era la única que tenía que enfrentarlas para poder
tener dinero, si tanto lo necesitaba.
Con el paso del tiempo,
fui teniendo otros trabajos, algunos en los que incluso trabajaba 12 horas y
ganaba muy bien, eso me gustaba, pero no me permitía hacer las cosas más
importantes, como llegar al Grupo y hacer algún servicio; entonces comencé a darme
cuenta que necesitaba hacer algo diferente, porque no podría estar fuera del Grupo.
Escuchaba siempre en las juntas que primero pusieras a Dios y su servicio y que
si algún trabajo te alejaba del Grupo, buscaras otro, para algunos es un
extremo (y mi familia qué, ellos no me van a mantener), para otros es la
justificación perfecta para no trabajar (pues tienen que servir).
Perdemos de vista que el Grupo
no es el obstáculo para que logres algo, no te impide que hagas las cosas que
tienes que practicar allá afuera, porque finalmente todo lo que aquí aprendemos
es para llevarlo a la práctica en nuestra vida y reflejarlo ahí (la demora es
peligrosa y la rebeldía pode significar la muerte).
El día de hoy, no puedo
decir que no sigo teniendo pensamientos que me llevan a conformarme o a no
querer hacer algo para mejorar mi situación, pero no permito que se vuelvan
parte de mi vida, busco apadrinarme, pues este programa nos da para muchas
cosas personales y espirituales. Me queda claro que si no lo intentamos, nunca
podremos saber si hay éxito o fracaso en lo que hacemos.
Este programa es la llave para
lograr cambios de nuestra personalidad, Dios nos trajo con un propósito, no hay
casualidades en la vida, la queja te hace vivir cómodamente, porque no haces
algo diferente para lograr lo que deseas; el ser conformista no te permite ver los
alcances que puedes tener; no importa si tienes mucho o poco dinero, sino qué
pensamos de ello. Las personas sin estudios, con hijos, estudiantes, las
personas que viven solas, que dependen de alguien más, todos sin excepción,
alguna vez nos quejamos de no tener lo suficiente y buscamos justificarlo.
Durante un tiempo tuve
miedo de emprender, miedo al fracaso y a no saber si tendría algo seguro, pero
estar en el Grupo te enseña a tomar decisiones y a poner en manos de Dios todos
tus asuntos y confiar en que, si tú haces lo que te corresponde, Él no te
quedará a deber nada y sabrá proveerte de lo que necesitas.
Comencé a buscar un lugar
para vender mis bolsas, lo encontré, con el tiempo busqué otro para poner una
boutique y gracias a dejarme guiar y poner en manos de Dios mis planes, tengo
un negocio que me ayuda a solventar mis necesidades. A través del tiempo he
tenido la oportunidad de poder comprarme lo que deseo; de apoyar a mi familia,
aunque no viva con ellos y además, sin hacer mucho esfuerzo, obtuve un permiso
para dar capacitación en escuelas, el cual me ayudó a poner en marcha otro
negocio, esas son las manifestaciones de Dios. Sé que Su propósito al depositar
en nuestras manos este programa y el poder ser instrumentos para realizar su
trabajo, es que podamos despertar en una realidad en la que estemos conscientes
de que, sin acción no hay resultados, sin constancia no hay cambio; con la
queja no crecemos, con la conformidad no ves más allá, y nunca podrás disfrutar
las promesas del programa.
Por ultimo, lo que les
puedo decir al respecto, es que la miseria no solo es económica, sino
espiritual y que la queja solo sirve para la gente cómoda que espera recibir
sin dar nada y el resultado de esto es que su vida no crece y se aleja de Dios.
Enfrentar el miedo al hacer algo nuevo o buscar un trabajo y disfrutarlo, no son
cosas fáciles, pero si hacemos lo que nos corresponde, tenemos claro lo que nos
toca a nosotros y lo que es de Dios, nuestra vida no estará llena de
frustración y enojo, porque sabremos que estamos haciendo algo en lugar de solo
quejarnos.
Araceli G.
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