Investigación de
Ernesto R.
Continuaremos en esta sección con el desmenuce de la oración del Padre Nuestro.
Ya en el artículo pasado analizamos las frases: “Padre nuestro” y “que estás en
el cielo”, ahora analizaremos las siguientes expresiones.
“Santificado sea tu Nombre”
En la Biblia el nombre de algo o de alguien también refleja su
naturaleza, es por eso que en esta parte Jesús nos dice que el nombre de Dios
es santificado. Pero, ¿qué significa la palabra santificado? Si vemos su origen
etimológico nos daremos cuenta que viene del mismo grupo que santo, sano, salud
y saludable. Así que la naturaleza de Dios no solamente es digna, sino que
también es completa y perfecta. Siendo así debemos estar seguros de que lo
venido de Él es igualmente santificado, así como el rosal no puede producir
lirios, tampoco puede venir de Dios el mal, sino el bien perfecto. Por eso es
que Dios no puede, como la mayoría de la gente piensa, enviar la enfermedad, la
adversidad, los accidentes y mucho menos la muerte, por que esto contradice su
naturaleza.
“Santificado sea tu Nombre”, significa: Tu naturaleza es buena y solo Tú
eres el autor del bien perfecto, muy limpio eres para soportar el mal y la
miseria.
Si pensamos que las dificultades de la vida son enviadas por Dios, no
importa que tan buena nos parezca la razón, le estaremos dando un gran poder a
dichas dificultades y nos será muy difícil deshacernos de ellas.
“Venga a nosotros tu reino”
Como ya mencionamos en el artículo anterior, el hombre esta destinado a
expresar a Dios y para hacer esto necesita estar dotado de poder creativo, pues
si el ser humano careciera de este poder, únicamente sería un títere sin
voluntad manejado por Dios. Pero el Creador nos hizo a cada uno diferente del otro
y por lo tanto cada uno de nosotros está dotado de una capacidad distinta,
incluso de conciencia y de una manera individual de apreciar el universo, pero aunque
todos somos diferentes, al mismo tiempo no podemos estar separados.
Aunque todos los seres humanos tenemos formas distintas de ver la vida,
el objetivo final es el mismo. Las palabras “Venga a nosotros tu Reino”
significan que es nuestro deber es estar siempre ocupados en establecer el
Reino de Dios en la tierra, es decir, manifestar en el plano terrestre cada vez
más y más las ideas de Dios. Aquí cobra sentido el dicho: “Dios tiene un plan
para cada hombre y tiene uno para ti”. Debemos estar convencidos que Dios tiene
planes maravillosos para cada uno de nosotros, como una profesión llena de
interés o el servicio que realizamos, esto nos llevará a una vida llena de
alegría, y si nuestras vidas son vacías, limitadas o miserables, no tiene Él la
culpa sino nosotros, pues no estamos estableciendo Su Reino.
Si tan solo descubriéramos el plan que
Él tiene para nosotros y lo lleváramos a cabo, todas las puertas se abrirían y
los obstáculos se desvanecerán, disfrutaríamos del éxito y nunca nos faltaría
dinero.
Aunque no lo creamos, cada uno de
nosotros tiene un lugar establecido en esta vida, si sabemos hallarlo, este nos
dará la seguridad y la felicidad completas, pero si no encontramos este lugar,
no conoceremos nunca la felicidad ni la seguridad, sin importar todas las
posesiones que tengamos, pues en ese lugar es donde verdaderamente podremos manifestar
el Reino de Dios y podremos decir con honestidad, “Vénganos tu Reino”.
Desafortunadamente con regularidad
ejecutamos nuestro libre albedrío en forma negativa, esta manera de actuar y de
pensar nos trae muchas dificultades, pues en lugar de dedicarnos a expresar a
Dios, siempre estamos ocupados en nuestros propios asuntos.
Tenemos que darnos cuenta que la
causa de todos los males es tratar de obrar sin Dios, no podemos tener
felicidad sin hacer su voluntad. Así que, lo que nos urge es poner en armonía
toda nuestra naturaleza con la voluntad de Dios. Para esto necesitamos una
constante comunicación con Él (oración) y vigilar continuamente que nuestra
voluntad sea igual a la Suya.
En el próximo número seguiremos analizando la
oración del Padre Nuestro, si desean información más detallada acerca de este
tema, lean el libro El Sermón de la
Montaña de Emmet Fox, ya que de ahí han sido tomados los puntos importantes
de este artículo.
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