martes, 22 de septiembre de 2015

¿ENGAÑANDO AL PADRINO?


Bien dicen los padrinos de tiempo: ¡no hay alcohólico tonto! Y al parecer no solo los alcohólicos, sino también los que son miembros de un Grupo de 4° y 5°, a nadie nos agrada pensar que somos tontos, aunque sabemos que tenemos ciertas incapacidades, siempre buscamos la manera de sentirnos superiores a los demás, buscamos los talentos que tenemos para destacarnos, aunque algunos hechos de nuestra vida demuestren lo contrario.
Una de las crueles verdades que encontramos en los grupos, es que la gran mayoría de nosotros alguna vez hemos pensado así, sin embargo, el que siempre tratemos de guardar ese aspecto de buena gente o de inteligentes, nos ha llevado a cometer graves errores y uno de ellos es el de intentar engañar a nuestro padrino para que no piense mal de nosotros o simplemente, porque no queremos vernos débiles frente a los demás.
Este grave error ha llevado a mucha gente a pagar caro las consecuencias, ya que al no decir la verdad en los apadrinamientos muchos han vuelto a beber o a drogarse, y si bien esa es una grave consecuencia, cabe destacar que esa manera sutil en la que el orgullo se manifiesta para cegar al individuo a enfrentarse a la verdad, también lo lleva a vivir en una cruel fantasía en la que él es la persona que desea ser aunque no lo halla logrado, además, lo peor es que cuando una persona se maneja a través de la mentira cree que engaña al padrino, se siente muy listo.
Es verdad que muchos hemos recurrido a esta mala forma de apadrinamiento porque en ocasiones nos sentimos intimidados por el padrino, lejos de verlo como una persona de confianza lo vemos como si fuera nuestro maestro malvado o nuestro padrastro, no vemos en él una figura de confianza, sino que nuestra torcida forma de pensar nos hace creer que el padrino hace todas las sugerencias, que es casi un ser perfecto, por eso es que tiene la autoridad moral de regañarnos, si bien es cierto que esa situación puede ser un factor para que el ahijado evite decir la verdad u omitir algunos episodios importantes de su vida, bajo ninguna circunstancia se puede justificar el hecho de no buscar la ayuda y negarnos a recibirla, es decir, ser deshonesto en los apadrinamientos.
Podemos decir que al principio esta actitud pueda ser justificable, pero al paso de unos años con mayor conciencia y entendimiento de que en un apadrinamiento es exactamente como lo dice el 5° Paso, una admisión de nuestras faltas ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, entonces estamos en graves problemas, porque no solo tratamos de engañar al padrino, sino que buscamos o pensamos que podemos burlarnos de Dios, sin embargo, una de las grandes contradicciones que hacemos, es cuando decimos que Dios nos conoce a la perfección, pero tratamos de decirle otra versión de nosotros mismos.
Peor aún, es cuando exigimos a nuestros ahijados que sean honestos, mientras que nosotros como padrinos tenemos un miedo terrible a encarar la verdad de nuestras vidas, pero, como decíamos unas líneas atrás, que fuerte es saber que en el apadrinamiento se manifiesta Dios y nosotros no tenemos ni la menor conciencia de que estamos siendo totalmente falsos con Él. En este caso, el padrino paso a segundo término, porque bien sabemos que, al igual que nosotros, es un ser humano defectuoso y no tiene la calidad moral de juzgarnos, así que, sin importar la situación y/o el padrino, nosotros debemos ser completamente honestos, pues el 5° Paso va más allá.
Aun sin ser totalmente honestos, hemos podido encontrar grandes cosas en nuestra vida, imaginemos las recompensas que tendríamos si lo fueras por completo. Recordemos las cosas de las que nos hemos apadrinado con entera verdad; primeramente, hemos encontrado una respuesta certera a ese problema, si nos hemos dejado guiar, el resultado siempre ha sido en beneficio de nuestra vida, las cosas han cambiado de una manera radical. Esta experiencia de encontrar satisfacción en los resultados, debemos capitalizarla y ser más maduros, para entonces quitarnos esa idea de que somos más inteligentes que el padrino y que podemos engañarlo.
Sabemos bien y en el interno lo hemos podido sentir, que no encontramos la paz y tranquilidad deseada cuando en nuestra cabeza retumba el hecho de que no estamos siendo honestos, que por no sentirnos avergonzados, preferimos buscar una versión más agradable a nuestra vida. Sin embargo, como decíamos, las consecuencias no solo son volver a beber o a drogarnos, sino que la fantasía en la que viviremos nos llevará a crear nuevos mundos en los que seguimos siendo la buena persona que verdaderamente deseamos ser, pero por temor a vernos descubiertos evitamos enfrentar la realidad.
Peor es para nosotros, saber que el padrino se da cuenta que no decimos la verdad, pero seguimos actuando como si lo estuviéramos haciendo creer nuestra historia, quizás muchos digan: ¡yo siempre he dicho la verdad en los apadrinamientos!, pero también el hecho de no apadrinarse en el momento que ocurren las cosas y dejarlas pasar como si no hubiera ocurrido nada, es una forma de no enfrentarnos a nosotros mismos, es una forma de creer que somos buenos y que no estamos actuando tan equivocados, tratamos de salvaguardar nuestra imagen, cuando en verdad lo único que estamos haciendo es prolongar el enfrentamiento con nosotros mismos. Al final de cuentas, hacemos o procedemos casi igual que la persona de la que hemos hablado en este texto, nos decimos: ¡no pasa nada, solo corrígelo y ya!, pero evitamos el encuentro vergonzoso de vernos frente a frente con el padrino y escuchar la verdad en boca ajena.
Muchos diremos, que triste es ver a los nuevos y a los viejos con esta actitud infantil, sin embargo, creemos que es momento de reflexionar y de actuar inteligentemente, dejar de ver a los demás como los que están equivocados y ver si nosotros no somos los que actuamos así, si encontramos que lo hemos hecho, entonces busquemos mejor darle solución, para que por medio de la fuerza de la palabra, podamos guiar a los demás. 

Por: Pablo D.

martes, 8 de septiembre de 2015

¿POR QUÉ NO SE LEE EN LOS GRUPOS?


Este no es solo un problema en los grupos, en realidad es que a los mexicanos no nos gusta leer, para nosotros es mejor reunirnos con la familia frente al televisor para ver una telenovela o un partido de futbol; esto por supuesto no sería malo si no lo hiciéramos el 90% de nuestro tiempo libre.

La UNESCO hizo un estudio acerca de los hábitos de lectura en 108 países, México ocupó el lugar 107, indicando que en México se lee en promedio 2.8 libros por persona al  año y aunque esto suena dramático, ¿en verdad creen que un mexicano lea 2.8 libros al año?, yo pienso que la inmensa mayoría no lee ninguno.

Recuerdo que cuando llegué al Grupo a la edad de 24 años, si había leído cinco libros en mi vida, eran demasiados; la lectura me parecía aburrida y una pérdida de tiempo, aunque éste lo desperdiciaba de formas muy estúpidas. Lo primero que leí al agruparme fueron los Doce pasos, fue una experiencia extraordinaria ver tanta sabiduría en un folleto tan pequeño, posteriormente, leí otro folleto llamado Tres charlas a sociedades médicas, para luego seguir con el libro de Alcohólicos Anónimos, la emoción que me embargaba al leer cada capítulo me hizo entender que me había perdido de la magia de la lectura; luego, entré a las grandes ligas según yo, al leer el Transmítelo; después El Dr. Bob y los buenos veteranos; ya cuando leí Alcohólicos Anónimos llega a su mayoría de edad, me sentía intelectual. Debo recordar que mi lectura era lenta y torpe, tardaba meses leyendo un libro. Fue hasta cuando comencé a dar las juntas de preparación, que la lectura se me hizo un hábito.

Es importante conocer a fondo la historia de nuestro programa y el programa mismo, de lo contrario, cualquier persona nos puede engañar, nos iremos con el canto de las sirenas y daremos por hecho cualquier cosa que escuchemos en una junta.

No podemos ser buenos padrinos si no estudiamos el programa de recuperación, primeramente, porque al no entenderlo no lo podremos practicar y al no practicarlo, no tendremos experiencia; por lo tanto, qué le diremos a nuestros ahijados, terminaríamos dando consejos sin sustento, como los miles que escuchamos por todos lados.

Si no leemos, solo supondremos lo que dice el programa y viviremos en una perpetua confusión, al dar una junta nunca daremos nuestro punto de vista acerca del programa, sino que, repetiremos lo que hemos escuchado de los demás, sin importar lo equivocados que estén.

El día de hoy, no solo leo la literatura de AA o la de 4º y 5º Paso, también me gusta mucho leer otro tipo de libros que nutran mis conocimientos, los cuales incluso me han ayudado a entender de mejor manera el programa que practicamos.

No seamos de los mexicano que no leen ni un libro al año, ni de los alcohólicos que no saben ni los encabezados de los Doce Pasos, incluso podemos superar la meta de los 2.8 libros por año fácilmente, si leemos 10 páginas diarias, podremos leer una libro de 300 paginas en un mes, esto nos dará al menos 12 libros al año, ten por seguro que el conocimiento contenido en ellos te hará una mejor persona, nutre tu cerebro con la lectura y nutre tu espíritu con el programa de recuperación y el libro bueno, ten por seguro que no te vas a arrepentir.

- Ernesto R.

viernes, 26 de junio de 2015

EL PADRE NUESTRO (Parte II)


Investigación de Ernesto R.

Continuaremos en esta sección con el desmenuce de la oración del Padre Nuestro. Ya en el artículo pasado analizamos las frases: “Padre nuestro” y “que estás en el cielo”, ahora analizaremos las siguientes expresiones.

“Santificado sea tu Nombre”

En la Biblia el nombre de algo o de alguien también refleja su naturaleza, es por eso que en esta parte Jesús nos dice que el nombre de Dios es santificado. Pero, ¿qué significa la palabra santificado? Si vemos su origen etimológico nos daremos cuenta que viene del mismo grupo que santo, sano, salud y saludable. Así que la naturaleza de Dios no solamente es digna, sino que también es completa y perfecta. Siendo así debemos estar seguros de que lo venido de Él es igualmente santificado, así como el rosal no puede producir lirios, tampoco puede venir de Dios el mal, sino el bien perfecto. Por eso es que Dios no puede, como la mayoría de la gente piensa, enviar la enfermedad, la adversidad, los accidentes y mucho menos la muerte, por que esto contradice su naturaleza.

“Santificado sea tu Nombre”, significa: Tu naturaleza es buena y solo Tú eres el autor del bien perfecto, muy limpio eres para soportar el mal y la miseria.

Si pensamos que las dificultades de la vida son enviadas por Dios, no importa que tan buena nos parezca la razón, le estaremos dando un gran poder a dichas dificultades y nos será muy difícil deshacernos de ellas.

“Venga a nosotros tu reino”

Como ya mencionamos en el artículo anterior, el hombre esta destinado a expresar a Dios y para hacer esto necesita estar dotado de poder creativo, pues si el ser humano careciera de este poder, únicamente sería un títere sin voluntad manejado por Dios. Pero el Creador nos hizo a cada uno diferente del otro y por lo tanto cada uno de nosotros está dotado de una capacidad distinta, incluso de conciencia y de una manera individual de apreciar el universo, pero aunque todos somos diferentes, al mismo tiempo no podemos estar separados.

Aunque todos los seres humanos tenemos formas distintas de ver la vida, el objetivo final es el mismo. Las palabras “Venga a nosotros tu Reino” significan que es nuestro deber es estar siempre ocupados en establecer el Reino de Dios en la tierra, es decir, manifestar en el plano terrestre cada vez más y más las ideas de Dios. Aquí cobra sentido el dicho: “Dios tiene un plan para cada hombre y tiene uno para ti”. Debemos estar convencidos que Dios tiene planes maravillosos para cada uno de nosotros, como una profesión llena de interés o el servicio que realizamos, esto nos llevará a una vida llena de alegría, y si nuestras vidas son vacías, limitadas o miserables, no tiene Él la culpa sino nosotros, pues no estamos estableciendo Su Reino.

Si tan solo descubriéramos el plan que Él tiene para nosotros y lo lleváramos a cabo, todas las puertas se abrirían y los obstáculos se desvanecerán, disfrutaríamos del éxito y nunca nos faltaría dinero.

Aunque no lo creamos, cada uno de nosotros tiene un lugar establecido en esta vida, si sabemos hallarlo, este nos dará la seguridad y la felicidad completas, pero si no encontramos este lugar, no conoceremos nunca la felicidad ni la seguridad, sin importar todas las posesiones que tengamos, pues en ese lugar es donde verdaderamente podremos manifestar el Reino de Dios y podremos decir con honestidad, “Vénganos tu Reino”.

Desafortunadamente con regularidad ejecutamos nuestro libre albedrío en forma negativa, esta manera de actuar y de pensar nos trae muchas dificultades, pues en lugar de dedicarnos a expresar a Dios, siempre estamos ocupados en nuestros propios asuntos.

Tenemos que darnos cuenta que la causa de todos los males es tratar de obrar sin Dios, no podemos tener felicidad sin hacer su voluntad. Así que, lo que nos urge es poner en armonía toda nuestra naturaleza con la voluntad de Dios. Para esto necesitamos una constante comunicación con Él (oración) y vigilar continuamente que nuestra voluntad sea igual a la Suya.

En el próximo número seguiremos analizando la oración del Padre Nuestro, si desean información más detallada acerca de este tema, lean el libro El Sermón de la Montaña de Emmet Fox, ya que de ahí han sido tomados los puntos importantes de este artículo.

EL PADRE NUESTRO


Investigación de Ernesto R.

Como sabemos, la oración es el elemento más importante para nuestro crecimiento espiritual, si en realidad deseamos tener una vida plena, feliz y libres de egoísmo, debemos practicarla.

Muchos dejamos de lado este principio por el pretexto de no saber orar, que nos sentimos como tontos cuando lo hacemos y que no encontramos las palabras adecuadas. En realidad orar no es cosa complicada, pero sí de gran beneficio y para muestra está la sencilla pero increíblemente completa y maravillosa oración del Padre Nuestro, la cual desde los inicios de A.A. se repetía al terminar la junta.

Seguro estoy que alguna vez la has repetido, ya sea en tu religión, cuando eras niño y tus padres te obligaban a decirla antes de dormir, en algún velorio o en tu mismo Grupo; pero el asunto no es repetirla, sino comprender el poder encerrado en cada una de las palabras que se encuentran en dicha oración, es por eso, que en esta sección desmenuzaremos parte por parte el Padre Nuestro.

Primeramente debemos tener en cuenta que no es una oración cualquiera, ya que no fue escrita por ninguna denominación o autoridad religiosa, sino dicha por el mismísimo Jesucristo al responder a sus apóstoles la pregunta de cómo debían orar y si tomamos en cuenta de que Jesús es Dios encarnado, quién mejor que Él puede saber la manera perfecta para comunicarnos con su Espíritu.

Si repetimos esta oración cuidadosamente y dándole su verdadero sentido, es un hecho que tendremos un real desarrollo del alma, ya que cuanto más la analizamos, más cosas encontramos y responde a la necesidad de cualquier persona según la situación en la que esté. Podemos analizarla profundamente e incluso si la vemos superficialmente tiene grandes enseñanzas y herramientas para nuestro diario vivir.

Revisemos la primera frase: “Padre nuestro…”

Estas dos palabras con las que inicia la oración, aclaran contundentemente quién es Dios y en qué posición estamos nosotros ante Él, Jesús no dice que la relación que existe entre Dios y el hombre es la de padre e hijo. Esto deja completamente de lado la equivocada idea de que el Creador es un tirano o que desea nuestro sufrimiento, pues en la gran mayoría de los casos cuando un ser humano es padre, cuales quiera que fueran sus defectos, siempre hacen todo lo posible por sus hijos, esto queda aún más claro en el versículo que dice: “pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?” (Mateo 7:11).

Ahora bien, si el hombre es hijo de Dios, tiene que ser de la misma esencia (de tal padre tal hijo) y esta esencia es Divina. Esto es maravilloso, porque de golpe Jesús elimina cualquier barrera entre Dios y el hombre, así que el Todopoderoso es nuestro padre misericordioso.

Si entendiéramos esto y lo creyéramos, la mayoría de nuestros problemas se resolverían y nuestras enfermedades desaparecerían, porque las raíces de estas situaciones se encuentran en el temor.

Otra verdad que nos revelan estás dos palabras es que Jesús dice: “Padre Nuestro”, no padre mío o padre de algunos. Este es el hecho por el cual debemos entender que todos somos hermanos y para Dios todos somos iguales, aquí se quita la absurda idea de una raza superior, clase social elegida, un favorito de Dios o de una religión verdadera y que mientras un ser humano siga el camino espiritual, no se hace diferente a otros por el grupo al que pertenezca.

Con esto vemos que en verdad todos los seres humanos somos un solo cuerpo, de ahí la importancia de orar unos por otros y de hacer pedimentos por toda la humanidad, esto nos hará sentir integrados a los demás y nos dejará con un profundo sentimiento de utilidad.

La segunda frase que revisaremos en este artículo es: “…que estás en los Cielos…”

Habiendo demostrado que Dios y el hombre son padre e hijo, Jesús explica que es la naturaleza de Dios estar en los Cielos y del hombre en la tierra, porque el Creador es la causa de todo y el hombre es manifestación de Dios. La palabra Cielos significa presencia de Dios y la palabra tierra quiere decir manifestación, por lo tanto, es la misión del hombre manifestar o expresar a Dios, en otras palabras, Dios se expresa así mismo por medio del hombre, entonces es el destino del hombre expresar a Dios y esto lo debemos hacer a través de nuestro cuerpo, nuestro trabajo, en la familia, incluso en nuestros pasatiempos, porque expresar quiere decir hacer salir, sacar a la luz. Ahora podemos entender más claramente porqué nos dicen que pasar el mensaje a otro es más de atracción que de promoción, si deseamos que alguien más viva en forma diferente, esa nueva vida (expresión de Dios) se debe notar en nosotros primeramente.

Con estas dos frases queda clara cuál es la posición y la relación entre Dios y el hombre, así que debemos procurar siempre dejar todos nuestros planes en sus manos, agradecer todo lo que nos ha dado y buscar su ayuda en todo momento, solo de esta forma podremos encontrar la plenitud de vida, de no ser así, seguiremos siendo el dios de nuestro propio universo y esta idea ya sabemos a dónde nos conduce. Sencillamente aceptemos el lugar de Dios como padre y humildemente tomemos nuestro lugar como hijos, al final los más beneficiados de esta decisión seremos nosotros.

En el próximo número seguiremos analizando la oración del Padre Nuestro, si desean información más detallada acerca de este tema, lean el libro El Sermón de la Montaña de Emmet Fox, ya que de ahí han sido tomados los puntos importantes de este artículo.

jueves, 14 de mayo de 2015

EL SERVICIO DE LA PAPELERÍA


Hace casi seis años después de un segundo inventario, salí con la convicción de que ya era una necesidad para mí mantenerme en el grupo y servir, pero la pregunta era ¿dónde?. Recuerdo que la mayor parte del tiempo en el grupo me la pasaba callada, aislada y con el inmenso miedo a que los demás se dieran cuenta de quién era realmente yo.
Desde que viví mi primer inventario me iba a las experiencias desde la avanzada, así que después de mi Segundo Inventario y en una avanzada, la madrina que en ese entonces era encargada del servicio de la Papelería me llamó diciéndome: “Te hemos observado, vienes diario, ¿tienes algún servicio?” a lo que respondí “no, pero quiero tenerlo”, entonces muy seria me dijo “mira, este servicio requiere mucha atención, que seas muy discreta y sobre todo requiere de amabilidad y cortesía”. Al principio, traté de poner mucha atención pues el anhelo que en algún momento le pedí a Dios estaba ya vislumbrándose. La encargada del servicio me explicó que mínimo cinco días a la semana tenía que ir al grupo, que lo esencial era asistir a todas las Experiencias, tanto de adultos como de niños.  El hábito de ir a las Experiencias de niños no lo tenía hasta que como bien dicen los alcohólicos “los irresponsables se volvieron responsables”.
Estar en el servicio de la Papelería requiere como en todos los servicios una gran disposición; la encargada del servicio me decía también que la papelería para la Experiencia se hacía con una semana de anticipación, teníamos que asegurarnos que los inventarios de primera, segunda, tercera y cuarta, así como el Quinto Paso se metieran en unas cajas junto con las hojas blancas, los clips, los cercos y las listas que se necesitarían. Cuidadosamente tenía que hacer también una lista de las cosas anteriormente mencionadas para pedirle al Tesorero de hacienda que las comprara. En la hacienda, específicamente en la avanzada se arman las hojas para los inventarios.
Una de las cosas que me dejó clara la encargada del servicio, es que de una u otra manera ahí tenías que integrarte, pues todo el tiempo los padrinos y aún más los servidores se acercarían a mí, ya que uno de los aspectos que más cuidan es la cuenta exacta de los padrinos, de los escribientes de primer inventario y de los seguimientos que hay en la hacienda.
El servicio de la Papelería es fundamental para la coordinación en la hacienda, porque cada mes se hace una bitácora con los participantes de cada pregunta, se anota el tiempo que dura la pregunta, la hora exacta en que inició la experiencia, además se debe estar al pendiente de que cada coordinador tanto el de primer inventario como de los seguimientos, tenga el inventario correcto.
Durante la Experiencia Espiritual se hace un croquis en el que se dibujan las mesas y se ubica a la gente que viene con programa o escribientes a los que se les dará un número bajo por la problemática que traen, así, a la hora en la que el Coordinador da a los ahijados ya los tiene ubicados. El servicio de la Papelería es una ardua labor, por eso en todo momento las herramientas necesarias son la oración y la discreción.
La primera Experiencia dentro del servicio para mí fue inolvidable, nunca me había sentido tan útil como en ese momento, es un milagro el hecho de saber y sentir que todo lo que se hace en la hacienda es para agradarle a Dios, quien me había devuelto las ganas de vivir. Recuerdo que para ese entonces mi vida estaba de cabeza, no sabía qué estudiar, todo el tiempo me la pasaba pidiéndole a Dios un novio, mis comportamientos eran como los de una niña y casi sin darme cuenta esto fue cambiando debido a que el servicio hacía que poco a poco fuera madurando.
Sin embargo, llegó un momento en el que hacía el servicio solo para que no me regañaran pues, ¿a quién le gusta que alguien más lo mande? Comencé a pensar que esto no era para mí, olvidándome de lo que en algún momento le había pedido a Dios y egoístamente lo estaba desperdiciando.
Con el paso del tiempo comprendí esto: al principio empiezas a servir por necesidad, luego por figurar y como bien dicen que esto es de resistencia “si aguantas la vara” te darás cuenta de algo maravilloso, de que con el tiempo sirves por un buen sentimiento, hasta que te llegas a enamorar de tu servicio. Haciendo énfasis en el punto de servir por figurar, pensé que a mí nunca me pasaría, pero todo lo hacía para que los servidores me observaran, lo que en el grupo llamamos “falsa humildad”. La consecuencia de esta actitud fue abrumadora, pues el objetivo que aparentemente perseguía lo perdí, a mi cabeza llegaron los pensamientos de vete del grupo, ¿qué haces aquí, qué necesidad tienes de que te estén regañando?.
Ciertamente las recompensas que llegaban las estaba dejando ir porque nuevamente me sentía apática, en mi casa me volví insoportable y berrinchuda nuevamente, me atemorizaba la idea de no terminar mi carrera, no tenía aún una pareja, como no se llenaba mi lista de exigencias, la ingratitud se hizo presente.
Tenía que reflexionar que uno de los aspectos más satisfactorios de este servicio era que me había permitido relacionarme con la gente dentro del grupo. Es tanto el vacío que se siente cuando te pierdes dentro del grupo aún teniendo un servicio, que en mi cabeza sólo estaba el remediarlo para poder llegar a disfrutar de servir, así que en mi siguiente inventario me comprometí con Dios y le pedí apasionarme y amar mi servicio, fue algo que a través del tiempo se dio sólo por la gracia de Dios. Lógicamente necesitaba ser constante y mejorar cada Experiencia Espiritual, pues caí en la cuenta de algo: detrás de esos escribientes existen familias, amigos, personas que esperan un cambio.
Valorar este servicio no fue fácil porque mi egoísmo a cada momento se quería imponer, sentir que por mí salía el servicio ha sido la mayor estupidez que he podido pensar. Recuerdo que una noche llegando de una experiencia de niños mi pensamiento era: creo que ya he servido demasiado, e hincada le preguntaba a Dios cuál era el objetivo de estar en ese servicio, nunca olvidaré ese momento y la respuesta fue tan clara, recuerdo que una voz muy fuerte en mi cabeza retumbaba diciendo: Rescatarte es un milagro que aún no valoras y si dices sentirte agradecida, demuéstramelo, debes ser paciente y saber que mis tiempos no son los del ser humano. Esto hizo que me volviera a sentir como la primera vez que tomé este servicio.
A lo largo de cinco años, este servicio me dio la fortaleza para hacer cosas importantes, pude dejar de pensar en cosas pasajeras y verdaderamente planear mi vida dentro de un grupo. Cuando escuchaba “el que no vive para servir, no sirve para vivir” me molestaba, pero ahora sé que es verdad. No es fácil servir, pero es algo que desde que llegué mis padrinos me han inculcado.
El amor que Dios depositó en mí para este servicio es indescriptible, aquí no sólo conocí a mis amigos, sino que conocí a mis verdaderos amigos y que en cada Experiencia Espiritual a base de regaños me enseñaron a mejorar el servicio y también a disfrutarlo. Pasaron tres años para que me convirtiera en la encargada del Servicio de la Papelería. Recuerdo muy bien algo que me dijeron cuando me ofrecieron el servicio: se hizo toda una semana oración para pedirle a Dios que nos permitiera ver a la persona adecuada para este servicio y luego en un papel escribimos el nombre de esa persona, al mirarlo tu nombre estaba escrito. De esa misma manera se hizo el día que el servicio necesitaba una alterna.
Hoy sólo puedo decir que verdaderamente Dios escucha los anhelos de tu corazón y sé que escuchó el mío en el momento que le dije que quería servirle, me resta decirte que no desistas, que el servir es un privilegio porque muchos lo pueden hacer pero que sólo pocos tienen la fortuna de realmente disfrutarlo. Las bendiciones que me ha dado el Servicio de la Papelería son inmensas, entre las cuales te puedo mencionar que dejé de lastimar a mi familia, terminé una carrera, tengo amigos y una pareja a la cual puedo respetar y  amar.

Natalia O.

EL ORIGEN DE LA ORACION DE LA SERENIDAD


En Gaceta Unidad nos hemos dado a la tarea de contarles un poco de la historia de Alcohólicos Anónimos, pero, ¿se han preguntado de dónde salió la oración de la serenidad? ¿Quién la escribió? Aquí la historia:

Bill W. en el libro “A.A. llega a su mayoría de edad” nos comenta cómo se enteraron:

En 1941, un recorte de prensa cuyo contenido iba a volverse famoso fue llevado a nuestra atención por un miembro de Nueva York, el periodista Jack. Se trataba de un obituario de un periódico neoyorquino. Bajo la descripción rutinaria de una persona que había fallecido, aparecían estas palabras: “Dios, concédenos serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar las que podemos y sabiduría para reconocer la diferencia”. Nunca habíamos visto tanta doctrina de A.A. en tan pocas palabras.

Así llegó a las manos de los iniciadores, ¿pero quién fue el autor?, aquí nuestra investigación:

Por fin el misterio de la oración de la Serenidad ha sido resuelto. Hemos aprendido quién la escribió, cuándo fue escrita y cómo llamó la atención de los primeros miembros de AA. Hemos aprendido también, cómo era originalmente escrita, un poco de información que debe enterrar todas las discusiones acerca de cuál es la cita correcta.

La pequeña oración intemporal se ha acreditado a varios teólogos, filósofos y santos que el hombre conoce. La opinión más popular de su autoría favorece a San Francisco de Asís. La oración fue escrita realmente por el Dr. Reinhold Niebuhr, de la Unión Theological Seminary, Nueva York, alrededor de 1932, como el final de una oración más larga. En 1934 el médico amigo y vecino, el Dr. Howard Robbins pidió permiso para usar esa parte de la oración más larga en una recopilación que estaba haciendo en ese momento.

Se publicó en ese año en el libro de Dr. Robbins de las oraciones. El Dr. Niebuhr dice: “Por supuesto, puede haber sido escrita hace años, incluso siglos, pero yo no lo creo. Honestamente creo que lo escribí yo mismo”. Llegó a la atención de un miembro temprano de AA en 1939. La leyó en una nota necrológica que apareció en el New York Times. Le gustó tanto, que la llevó a la pequeña oficina en Versey Street para que Bill W. la leyese.

Cuando Bill y el personal del staff leyeron la oración consideraron que era particularmente adecuada a las necesidades de AA. Tarjetas fueron impresas y distribuidas. Así, la oración pequeña y sencilla se convirtió en una parte integral del movimiento de AA. Hoy en día está en los bolsillos de miles de miembros de AA, la misma se enmarca y se coloca en la pared de la sala de reuniones de AA de todo el mundo; esta oración aparece mensualmente en la contraportada de su revista y de vez en cuando alguien nos dice que la hemos citado incorrectamente. La que tenemos, tal y como aparece en el “Grapevine”, dice: Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia. Muchos nos dicen que debe decir: Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia.

La forma en la que fue escrita originalmente por el Dr. Niebuhr es la siguiente: Dios dame la serenidad para aceptar las cosas que no se pueden cambiar, dame valor para cambiar lo que debe ser cambiado; y la sabiduría para distinguir la una de la otra. Al Dr. Niebuhr no parece importarle que su oración este mal citada… una coma… una preposición… incluso varios verbos… el significado y el mensaje se mantienen intactos. Aunque, “De hecho”, dice el buen doctor, “en algunos aspectos, creo que su forma es mejor”.

FUENTE The-Serenity-Prayer-Jan-1950

martes, 5 de mayo de 2015

DIOS Y LA PROSPERIDAD


Cuántos de nosotros no hemos tenido problemas económicos, aun habiendo dejado las drogas y el alcohol las cosas muchas veces siguen complicadas, nos preguntamos porqué Dios aún no nos bendice si ya servimos para Él, porqué a otras personas que ni siquiera piensan en Dios les va tan bien económicamente, en verdad nos llenamos de miedo porque vemos muy lejano el día en que nos podamos comprar una casa, el carro que nos gusta, ir de vacaciones sin estarnos restringiendo o simplemente tener una vida con más comodidades.

Por estas razones, cuando escuchamos la palabra prosperidad indudablemente la relacionamos con el dinero y las propiedades, sin embargo, esto va mucho más allá que las cosas materiales.

Cuando la Biblia nos habla de prosperidad se refiere no solo al aspecto económico, sino al desarrollo del alma y esto último es lo más importante.

Todas las mañanas o durante las noches rezamos la oración del Padre Nuestro, esta magnifica oración, llena de claves para vivir bien, nos dice en una parte: “…..danos hoy nuestro pan de cada día…..” y precisamente cuando dice pan se refiere a la prosperidad, a tener diario el alimento que necesitamos, la ropa con la que vestimos, un techo dónde taparnos; pero también habla de ese pan espiritual, al conocimiento de Su palabra y a que debemos buscar día con día a Jesús, quien dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”. (Juan 6:35)

Desafortunadamente, la preocupación por pagar la renta, ir al médico, el mantenimiento del auto, pagar colegiaturas, etc., nos nublan la vista, no nos dejan ver la grandeza de Dios y le damos más valor a nuestras angustias que a Su amor. Tristemente, esta manera de pensar equivocada, esta falta de fe, nos lleva a un estado de intranquilidad constante, que al final nos termina afectando no solo de manera emocional, sino también físicamente. Estamos malhumorados y nos desquitamos con quien no tiene la culpa, o le causamos daño a los demás tirándonos deprimidos en la cama, los pensamientos negativos nos invaden y creemos que orar y apadrinarnos no servirá de nada, sentimos que antes esto no dio el resultado que queríamos.

Lo más complicado, es que cuando estamos tan agobiados por el dinero, nos vienen más problemas económicos; un acreedor antiguo quiere su paga de inmediato, los gastos fijos mensuales se acercan o se incrementan, nos salen gastos inesperados, entre otras cosas; es ahí cuando la única oración que se nos ocurre es el reclamo, que va desde un: ¡no te entiendo Señor!; hasta un acalorado: ¿por qué no me ayudas, acaso no te importo?

El Cuarto Paso nos dice que, cuando nos encontremos en ese estado, lo primero que debemos hacer es calmar el disturbio sea cual sea, pues los instintos alborotados obstaculizan la investigación y también nos quitan la capacidad de pensar adecuadamente. Llenándonos de una ansiedad insoportable, porque no sabemos cuál es la solución.

Buscamos desesperadamente un aumento de sueldo, cambiar de trabajo, crear un nuevo negocio, pero siempre impulsados por el miedo, no por la fe, y esto no es buscar prosperidad, sino intentar salir de las arenas movedizas, tomando muy poco en cuenta que Dios desea en verdad que prosperemos. No nos damos cuenta que la fuente de toda riqueza no es un aumento de sueldo, un nuevo trabajo o un negocio, sino que es Dios mismo, de Él proviene todo lo bueno.

Lo que nosotros queremos cuando tenemos problemas económicos son respuestas, le preguntamos a Dios: “¿Dime Señor qué debo hacer para que me bendigas económicamente?”

Si observamos el tema de la prosperidad en la Biblia, encontraremos condiciones bien definidas en las que seremos prósperos, ahí se menciona que si una persona anhelaba ser prosperada debía guardar los estatutos de Dios. Cuando leí esto me surgió otra pregunta, entonces porqué hay personas malvadas que tienen mucho dinero, la respuesta llegó de inmediato, tener mucho dinero no significa tener prosperidad, entonces me di cuenta que en realidad lo que yo deseaba era tener mucho dinero.

¿Qué diferencia hay entre tener mucho dinero y prosperar?

Como ya lo dijimos antes, la prosperidad que Dios desea para nosotros es en todos los aspectos: sabiduría, madurez, serenidad, amor y por supuesto, que tengamos las cosas que necesitamos para vivir en este mundo material. Una persona sabia sabrá cómo administrar su dinero, cómo reinvertirlo y generar más; una persona madura dejará de hacerle berrinches a Dios o de quejarse con los demás de su situación económica y se pondrá a orar para después entrar en acción y solucionar el problema; una persona serena no será impulsada por el miedo, no le transmitirá ese temor a su familia, su oración será más clara y podrá escuchar una respuesta; el amor hará que utilicé el dinero para dar felicidad a los demás, sabrá compartir y dará su séptima o diezmo con el único interés de que la misión de Dios siga adelante. Todo esto a su vez le dará más paz, por añadidura dejará de preocuparse tanto por el dinero y tal parece que cuando esto menos nos preocupa, más rápido nos llega.

Tener mucho dinero únicamente nos hará disfrutar en algunos momentos de las cosas materiales, pero, sin sabiduría, seguramente lo despilfarraremos en cosas banales, esto se empeora porque no tendremos madurez y nos podríamos comportar como esos adolescentes estrellas de pop, abusando del sexo, las drogas o el alcohol; esta forma de vida por supuesto que nos quita la serenidad y es ahí cuando vemos a personas que teniendo mucho dinero no son felices. Por último, al carecer de amor solamente pensaremos en nosotros y por conservar o tener más dinero no nos importará lastimar a quien sea, incluyendo a nuestra familia. Podemos pensar que esto es imposible que nos ocurra después de vivir una Experiencia Espiritual, ¿pero es así? Observemos nuestra vida o la de muchos compañeros, algunos llegaron con dinero y lo perdieron todo; otros, no tenían y al tenerlo se fueron del Grupo; algunos más permanecen entre nosotros a medias, porque el dinero se ha vuelto lo más importante en su vida.

Esto no quiere decir que una persona que tiene o llega a tener dinero necesariamente se vuelve mala, de hecho el dinero lo único que hace es maximizar lo que ya éramos antes de tenerlo, así que, lo mejor es buscar la prosperidad y no únicamente dinero.

Otra de nuestras dudas, es saber si en verdad Dios quiere que tengamos prosperidad y si es así, qué es lo que desea que hagamos para adquirirla, veamos lo que la Biblia nos dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como próspera tu alma”. (3ra Juan 1:2)

Aquí podemos ver que en realidad Dios desea que nos vaya bien en todas las cosas, incluyendo la salud, pero nos pone una pequeña condición, prosperaremos en la misma forma en que nuestra alma lo haga. Es por eso que el Séptimo Paso de AA se empeña tanto en el engrandecimiento del carácter y el crecimiento espiritual, pues esto nos llevará a la humildad y esta a su vez, a la paz, como consecuencia de ello habremos encontrado el reino de Dios, el cual incluye la prosperidad.

“Entonces serás prosperado, si cuidares de poner por obra los estatutos y decretos” (1ª Crónicas 22:13)

Obviamente, esto es hacer la voluntad de Dios y el Séptimo Paso también nos dice que el ingrediente principal para la humildad es el deseo de hacer la voluntad de Dios; perfectos no seremos, pero sí debemos hacer un esfuerzo sincero para crecer a imagen y semejanza de nuestro Creador, al final los estatutos y decretos que debemos tomar en cuenta son únicamente dos: amar a Dios sobre todas las cosas (aun por encima del dinero) y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Esto, aunque es sencillo de entender, es difícil de practicar, por eso debemos acudir a la oración y al apadrinamiento, de otra forma será imposible lograrlo y la prosperidad nos seguirá evadiendo.

Otro estatuto que no a muchos nos gusta es el diezmo, pero si en verdad deseamos prosperar debemos darlo en nuestros grupos, ya que ahí es donde nos puso Dios para realizar su obra. Además, al practicar el diezmo recibimos paz, porque estamos cumpliendo con Él, pero no solo eso, al cumplir con esto aseguramos que se nos dé mucho más: “Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dijo el Señor de los ejércitos, y veréis si yo no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que no de abasto”. (Malaquías 3:10)

“Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y las demás cosas vendrán por añadidura” (Mateo 6:33)

Esta es otra promesa de prosperidad y se refiere a que si hacemos las cosas que hemos mencionado en este texto podremos estar en el reino de Dios; muchos creemos que llegaremos a este reino hasta que muramos, pero no es así, estar ahí también es permanecer en su presencia, tener fe, paz y el goce de ser útil.
Es por eso que, si tenemos en estos momento problemas de dinero y nos invade la duda, meditemos en que Dios desea que seamos prósperos, revisemos nuestros errores en este sentido, oremos con tranquilidad y preguntémosle a Él qué debemos hacer; después de esto vayamos con nuestro padrino y pongámonos manos a la obra, seguro es que saldremos del problema, el mismo Doceavo Paso nos lo dice:
“Aunque la capacidad económica de la mayoría de los miembros de AA es relativamente elevada, hay algunos que tienen dificultades de esa naturaleza, y otros que tropiezan con serios trastornos de la misma índole. Generalmente, hemos visto que estas situaciones son afrontadas con fortaleza y con fe.
Como la mayoría de la gente, nos hemos dado cuenta que podemos resolver las dificultades conforme se presenten. Pero también como los demás, frecuentemente encontramos desafíos mayores, en problemas de la vida que son constantes. Nuestra respuesta es practicar un desarrollo espiritual más intenso. Solamente así podremos tener mayores oportunidades de llevar una vida verdaderamente útil y feliz”.

Ernesto R.